viernes, 24 de agosto de 2012




                                                AQUELLA MELODÍA


  El uniconio azul.  Recién escuchaba aquella melodía dulce que hace muchos años nos deleitaba con sus sones y que más de una nos poníamos a recordar a alguien o algo que nos llenó de ternura la vida y que al pasar el tiempo, se retrotrae con ese sonido de ausencia que tiene el perfume de otros días y que no se puede olvidar. Un nombre para recordar, unos ojos negros y profundos que nos miraban con la más profunda ternura y que si nos acercábamos a ese ser querido, se nos amansaba el alma con una espontaneidad cotidiana y familiar. Ahora el mentar al unicornio, se nos presenta su figura y su alegría, pero ya no está, hace muchos años que se nos fue, ahora habita en un lugar angelical, donde van todos los buenos, los inocentes que nunca dijeron palabras, que nunca tuvieron maldad. Ese que se posó como una paloma dulce en nuestro hogar, ese que fue mi mascota querida, que en un tiempo gris, se me escapó de los brazos. Gastón se llamó, un perro de seda y amor.

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