RECORDANDO EL AMOR

AMABA TANTO, EL PATIO DE LA CASA DE LOS ABUELOS. Y ALLÍ CON NOSOTROS REGABA LAS FLORES LA MADRE AMOROSA Y TIERNA QUE ERA ELLA, LA ROSA MÁS HERMOSA DEL JARDÍN, LA QUE SIEMPRE GUSTABA DE DAR LOS BESOS Y UN TIRÓN CARIÑOSO EN EL FLEQUILLO. QUE PROMESA ENTREGADA AL AMOR Y A ESOS ATARDECERES LLENOS DE LUZ, LA LUZ DE SUS OJOS Y SU PRESENCIA ENCENDIDA DE JUVENTUD. NADIE PUEDE DESPEDIRSE DE LO QUE VIVIÓ, DE ESAS ALEGRES Y MUSICALES PALABRA QUE QUEDARON GRABADAS AUNQUE LA AUSENCIA SERÁ LARGA. SEGUIRÁ ESTANDO AQUÍ. NO HAY QUE PERDER EL DESEO DE CONMOVERSE AL RECORDAR LA TERNURA Y EL AMOR QUE HABITÓ ENTRE NOSOTROS. LAS FUERZAS RENACEN Y SE RENUEVAN LAS GANAS DE VIVIR CUANDO TRAES AQUELLAS FIGURAS FAMILIARES INOLVIDABLES. Y, CUANDO ENTRAMOS EN UN BACHE DE PROFUNDA TRISTEZA SE NOS HACE LARGA LA ESPERA. PARECIERA QUE CUANDO RECUPERAMOS LA CALMA, EN ESE INSTANTE CUANDO TODO HA CAMBIADO PARA BIEN, YA NO PENSAMOS TAN TRISTEMENTE, PERO EL TRAGO FUE AMARGO Y NOS QUEDÓ EL CORAZÓN CON LOS RESABIOS DE UN MAL MOMENTO. ENTONCES, ES NOBLE DOBLAR LAS RODILLAS Y RECORDAR Y EXPRESAR CON TODA EL ALMA LAS IMAGENES AMADAS DEL HERMOSO PASADO QUE SUPIMOS VIVIR.