martes, 16 de agosto de 2011

S U E Ñ E R O . . .

MUCHAS OPORTUNIDADES SE PRESENTAN EN LA VIDA PARA CONOCER NUEVAS PALABRAS QUE A UNO LE CAEN MUY SIMPÁTICAS. Por ejemplo, cuando fui a una presentación de dos voces femeninas en una Sala donde vive la cultura, en la invitación se destacaba llamativamente la palabra SUEÑERO. Aquello me llamó la atención. Por ello se me presentan imágenes encantadoras de la mitología o de la poesía, en donde se pueden componer figuras coloridas y alegres que hagan sentir en la mente productos de buenos pensamientos. Se hace íntimo el giro de lo silencioso para crear algunos estadios maravillosos llenos de recuerdos de la infancia o quizá de la adolescencia, en donde se jugaba con el tiempo y las formas de ver las cosas de la vida. Es un tiempo en donde transitó la fantasía y el amor, creando maravillosos sentimientos en donde se trepaba hacia lo alto de los momentos de ilusiones encontradas junto a lo maravilloso del vivir. SUEÑERO gravitaba allí, en un aparte del corazón donde crecía la vida color de rosa, en donde no estaba aún el temor a lo por venir, a ese aparte que con el tiempo nos aguardaba, fuese lindo, fuese preocupante, nada de eso barnizaba nuestro existir de ese momento. Lo cálido se dejaba estar y parecía todo tan lindo y amplio que nos gustaba seguir soñando. Me doy cuenta que me sigue gustando pronunciarla y me hace volar prendida a los recuerdos. Es verdad, siempre, los que nos gustan las letras nos prendemos en esas cosillas que tienen perfumes llenos de misteriosos duendecillos creativos y fugases, que nos toman de las manos y nos llevan por caminos floridos y frescos, esa frescura que nos hace tener en el corazón la felicidad. Siempre nos encontramos con momentos para inventarla, porque estamos con la disposición a flor de piel y porque soñamos, simplemente soñamos y eso es un SUEÑERO.

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