domingo, 4 de septiembre de 2011

LA IMPORTANCIA DEL PERRO

En un mundo tan ingrato, es una delicia poder fijarse en la simpleza de seres que nos rodean con el encanto de sus queridas presencias. Los mismos pasean trotando o haciendo pasitos por todas partes, en la calle, en los parques, pero principalmente se encuentran en las casas, en donde su docilidad enamora a sus amos. Alguien los definió como ganado a lo que muchos contestaron que era un atropello hablar así del mejor amigo del hombre. Quién dijo esto? Nada menos que un señor chino que cargaba gafas en sus casi imperceptibles ojuelos. Ellos son voluntariosos y tienen la dulce simpatía de movernos la cola cada vez que los llamamos por su nombre. Habitan los campos y ciudades y son personajes que el mundo los adora y hablan de ellos como si fueran sus hijos, teniendo en cuenta que lo son. Los poetas les han cantado admirando su simpática docilidad y sin olvidar la importancia que demuestran cuando se trata de defender el hogar y el celo para cuidar a sus amos. Hablar mal de ellos es una ofensa que nunca será perdonada, porque todos los perros son los mejores y los más valientes para sus dueños. Es una ofensa patear a uno de ellos cuando se encuentran durmiendo a la hora de la siesta. Al comienzo, cuando se incorpora un gato a la familia, es muy común que le presente pelea y lo haga treparse apurado a un árbol para evitar ser alcanzado. Pero el tiempo pasa y los agravios de tanto verse, se apagan terminando siendo grandes amigos, tanto que cuando se ven se besan en los morros. Siempre tenemos la amabilidad de saludar al perro del vecino haciendo resaltar su nombre, a lo que el cuatro patas contesta con un movimiento simpático de cola. En un mundo tan ingrato, él solamente es el más grato y el más querido.
Parece que de pronto se me está ocurriendo escribir otro libro y en un futuro sería el tercero.

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