martes, 21 de junio de 2011

CONECTARSE

Hacer romances, escribirlos, me parece que cuando estamos con las neuronas preparadas y las cuales están conectadas con el corazón, es como sentir que un amanecer está lleno de luz y que han venido los pájaros llenos de trinos y color a cantarte al ventanal. En ese momento el pensamiento es límpido y una sonrisa asoma automáticamente a los labios para dar gracias a Dios por su creación. Es lindo y que al sentarte ante tu computadora, te surjan como magia las palabras que te han de brotar para componer una partitura o un romance. La imaginación es prodigiosa, tiene una fuerza que no sabes de donde viene, pero es una bendición cuando se presenta alegremente y perfuma tu alma para dar rienda suelta a tu ego creativo. Me someto a ello porque es mi mayor felicidad componer y recomponer tejiendo figuras que poco a poco les voy dando color y calor. Romance, uno tiene por momentos romances con la vida, porque ello fluye como un manantial eterno que te toca para advertirte que es hermoso vivir escribiendo. Muchas veces me reeleo lo que hice en algunos días y me digo que el Ángel me ha tocado para advertirme que debo hacerlo para darle sabor a mi vida, también para conectarme con el mundo. Estaría con este tema todo el tiempo necesario para aproximarme a Dios y así lo hago. Es una menera de mirar y sentir mejor las cosas. No es que uno quiera filosofar al tejer palabras y más palabras, es que escribiendo se afirma el yo y con él andamos felizmente marcando todo como un diluvio de emociones que nos son muy queridas. A través de todo esto podemos conectarnos con todos los sabores que contiene la vida.

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