jueves, 4 de octubre de 2012



                                                                 ELLA,  MI CELESTE

Se las presento por si no la conocen a través de mi narraciones en mis libros. Me gusta hablar de un animal concreto. todo lo que dije en artículo anterior ha sido inspirado en la criatura de mi perrita Celeste. Cuando voy por las calles suelo detenerme un instante, cuando por casualidad veo  
un animal que por algún motivo me llama la atención, que puede ser un perro callejero. Comparo el destino que tuvo ella, con el que tengo en frente. Cuando me trajeron hace unos años a cuatro perritos que tenían los ojos cerrados porque hacían pocos días que habían nacido, me encontré con que la misión era complicada porque no me había visto en ese problema antes. Los tomé porque no me quedaba otra. Asumí la responsabilidad porque me nació la piedad y el cariño a tanta inocencia. Desde luego que pedí consejo de como los iba a mantener. Pasaron los días y comenzaron a moverse con más agilidad y de pronto sus ojitos se abrieron lentamente. Eran tres machitos y una hembrita. A cada uno le puse al cuello una cinta de diferente color para poderlos identificar. Justamente a la hebrita le puse la celeste, de allí que quedó con el nombre de Celeste.
Pasaron los días y como ya estaban crecidos los regale a una señoras vecinas que amorosamente me los pidieron. Celeste, elegí quedármela. Era la más revoltosa, tanto que mordía a sus hermanos en los lomos haciéndolos llorar, entonces decidí separarla del grupo. Eso fue que determinó que la eligiera a ella entre los cuatro. Desde ese día se hizo mi hija querida. Ahora ya tiene ocho años, pero ella sigue siendo la  mimada pero bien educada perrita de mi corazón. El amor entre nosotras es un lazo muy apretado que nos hace muy felices. Cualquier problema o tristeza que tengo, la mitigo con su adorable presencia, ella para mí es luz. Como siempre digo, un ángel que me mandó Dios para acompañarme. Te gustó lo que te cuento? Bueno, esta es la realidad entre el amo y su mascota. Seguro que a vos te pasa lo mismo, tengas hijos o no.

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